“REBELIÓN BÓXER Y BERNARDO CÓLOGAN” Conferencia de Lorenzo Ramírez
El pasado viernes cuatro de julio, tuvimos un encuentro en Zigia28 con Lorenzo Ramírez, de Vanguardia Española, quien acudió para invitarnos a una charla-coloquio poco habitual en la programación sobre tertulias a la que estamos acostumbrados en nuestro centro cívico: Ramírez nos presentó una sesión dedicada a la figura del diplomático español Bernardo de Cólogan y a su papel en la firma del Protocolo Boxer de 1901, un episodio clave en las relaciones internacionales entre China y Occidente a principios del siglo XX.
La charla convocó a un público entre el que pudimos encontrar muchas caras conocidas -ya que acudimos un buen número de “habituales” de Zigia28-, pero además atrajo a otros nuevos asistentes que se mostraron atentos y curiosos por conocer detalles sobre hostilidades, diplomacia y mediación.
Si esta conferencia llamó la atención de un público tan variado, en parte fue por lo inusual del tema. No todos los días se dedica un espacio a reflexionar sobre la política exterior de España en Asia, un embajador y un tratado firmado en Pekín hace más de un siglo. Sin embargo, precisamente por eso, la sesión se convirtió en una oportunidad para descubrir una parte poco contada de la historia, con implicaciones que hasta hoy trascienden, y asimismo para conocer más de cerca a un diplomático cuya figura resulta muy relevante.
Aunque algunos asistentes —como quien escribe estas líneas— encontraron el ritmo del coloquio algo pausado, hay que reconocer que nuestro ponente hizo un esfuerzo por estructurar el contenido con claridad, comenzando con una exposición amplia que conectó la figura de Cólogan con las grandes tensiones internacionales del periodo. Ramírez nos habló en todo momento de Bernardo de Cólogan como un personaje en la sombra de la Historia.
El coloquio arrancó con un recorrido general por el contexto histórico, incluyendo un repaso de la Primera Guerra Mundial, cuyo eco afectó directamente a la figura de Cólogan, quien vivió y participó en las tensiones de una Europa en ebullición y un Asia bajo presión extranjera. España, como nos explicó Lorenzo Ramírez, mantuvo un papel más mediador que intervencionista, y eso se refleja en la participación diplomática, aunque no militar, en el Protocolo Boxer, firmado en 1901 tras la rebelión antimperialista china.
Cólogan fue embajador español de China, y por esto mismo, también fue uno de los firmantes del protocolo, que imponía duras condiciones a la dinastía Qing tras el levantamiento. Aunque su nombre no aparece en los libros de la ESO, lo cierto es que su papel fue enormemente significativo en un momento en que España aún conservaba una voz en el escenario internacional, pese a haber perdido sus últimas colonias.
Uno de los aspectos más destacados de la sesión fue la actitud participativa del público, que intervino incluso antes de que se abriera “oficialmente” el turno de preguntas. La conversación fluyó de forma natural, a menudo saltando entre épocas y temas, algo que Ramírez manejó con paciencia, integrando las intervenciones en su discurso con bastante flexibilidad.
Las preguntas fueron diversas y, en ocasiones, inesperadas: “¿cómo son los chinos hoy en día?” preguntó un asistente, a lo que el ponente respondió reflexionando sobre ciertos rasgos culturales que —según él— comparten tanto chinos como japoneses, como el sentido de comunidad y la idea de nación extendida.
Otro preguntó si era cierto que China nunca había declarado la guerra, lo que dio pie a varias reflexiones sobre la estrategia expansionista actual del gigante asiático, no tanto desde el punto de vista militar como económico y cultural. Incluso se abordaron temas como la imagen de China en el cine occidental, donde se comentó que a menudo se ha representado a los estadounidenses como los "salvadores" en el conflicto de los Boxers, mientras que el papel de España —aunque real— suele ser ignorado. Se mencionó incluso cómo actores como Bruce Lee ofrecieron visiones críticas del propio pueblo chino. Se citó también a la emperatriz Cixí, figura polémica durante la Rebelión Boxer, y sobre cómo China logró reconstruirse tras las grandes humillaciones del siglo XIX, tema que dio pie a alguna observación breve sobre la relación entre orgullo nacional y memoria histórica.
Una de las críticas más interesantes surgidas durante el coloquio fue la escasa presencia de España en las representaciones culturales sobre este periodo. Mientras que las películas, libros y documentales suelen centrarse en las potencias dominantes (EE. UU., Reino Unido, Francia), el papel de países como España queda en la sombra. El ponente subrayó que, aunque no fuera una potencia militar en Asia, España participó en los tratados clave y tuvo representantes activos muy importantes, como nuestro protagonista, Bernardo Cólogan, cuya figura merecería muchísima más difusión de la que ha tenido.
La charla fue, en definitiva, un ejercicio de memoria histórica sobre un tema poco común, que logró despertar el interés del público gracias a las conexiones que se trazaron entre el pasado y el presente. Bernardo de Cólogan, como símbolo de una diplomacia discreta, se presentó como ejemplo de cómo incluso los países con menor protagonismo militar pueden influir en los grandes acuerdos internacionales.
El encuentro nos dejó la curiosidad activada y, cuándo acabó la sesión, muchos de los asistentes se acercaron al ponente para desarrollar alguna idea que se hubiera podido quedar en el tintero y que, aun terminado el coloquio, todavía se pudiera retomar, como: ¿qué papel juega España en el mundo?, ¿quién escribe la historia? y ¿por qué recordamos unos nombres y olvidamos otros? En tiempos de relatos simplificados y héroes de película, la figura de Cólogan nos recuerda que también existe una historia contada desde la sombra, donde el protagonismo no siempre está en las armas, sino en la palabra.

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