La historia evoluciona con cada nueva voz que la relata, por eso queremos valorar especialmente la oportunidad que tuvimos este jueves 12 de junio en Zigia28 de escuchar enfoques diversos que complementan los relatos tradicionales. Para ello nos acompañaron tres reconocidos divulgadores que vinieron a compartir sus perspectivas con nosotros: Luis Antequera, escritor y periodista; Miguel García-Gutiérrez, divulgador histórico especializado en la hispanidad; y Rafael Aita, escritor, youtuber y creador del inspirador personaje Capitán Perú.
Nuestros invitados nos ofrecieron una mesa redonda realmente estimulante. No se trataba de descubrir nada completamente nuevo, sino de sumar capas a lo que ya sabíamos, y justo con esa intención los tres ponentes nos acompañaron en un recorrido por el proceso de colonización en Perú y el concepto de hispanidad.
Desde el principio quedó claro que no venían a repetir la narrativa clásica de conquista brutal y unidireccional, sino a mostrar una historia mucho más compleja: un entramado marcado por alianzas entre pueblos indígenas y españoles, enfrentamientos entre distintos grupos originarios, y una construcción cultural que daría lugar a un mestizaje profundo. A veces la historia que conocemos necesita ser completada para poder entenderla bien. Revisar el pasado juntos es una estupenda forma de hacerlo y también de sacudir un poco lo que damos por sentado. Y para eso estaban ellos allí: para invitarnos a dar una nueva vuelta a ideas que pensábamos que ya teníamos resueltas.
Miguel García-Gutierrez empezó abordando tres procesos fundamentales en la historia del Perú colonial: la romanización, la evangelización y la mestización. Su exposición se centró en el contexto del Virreinato del Perú, resaltando de qué manera estos fenómenos culturales, religiosos y sociales se desarrollaron y se entrelazaron a lo largo de este periodo. Analizó cuidadosamente los encuentros, intercambios, alianzas, y aprendizajes mutuos. El mestizaje, afirmó García-Gutiérrez, no fue una simple mezcla de sangre, fue una fusión de mundos. Y eso, subrayó a continuación, es algo que en otras regiones del mundo ni siquiera ocurrió: en muchos países colonizados, los colonizadores no se mezclaron ni dejaron estructuras culturales vivas.
Todos esperábamos la intervención en directo desde Lima de Capitán Perú (Rafael Aita) quien solo aparecer en pantalla enfatizó sobre la necesidad de que se observen no solo los aspectos negativos a la hora de analizar la historia y expresó que él no hablaría de imposición o invasión ya que la conquista se llevó a cabo a través de alianzas. El planteamiento de Aita no nos dio en ningún momento la impresión de querer borrar los abusos del pasado ni de glorificar la conquista; más bien puso toda la atención en mostrar lo complejo que fue todo, y en hacernos reflexionar sobre cómo, cuando solo contamos una parte de la historia, terminamos dejando de lado algo imprescindible: los matices y conexiones que es preciso conocer a la hora de poder sacar nuestras propias conclusiones.
La intervención de Luis Antequera retomó, para ilustrar todas estas ideas, algunos episodios clave que son fundamentales para entender bien el proceso. Nos habló de la guerra civil entre españoles y, a la vez, de los conflictos internos entre indígenas —esas batallas que suelen presentarse siempre como una lucha entre ambos bandos—; también abordó el tema de la enemistad entre españoles, como la hostilidad entre Pizarro y Diego de Almagro, y nos mostró con claridad todas esas tensiones que existieron entre los protagonistas.
Cuando llegó el turno de las preguntas, la sensación general fue la de que la conversación con los ponentes no se interrumpía, sino que fluía como una extensión natural del relato. Las intervenciones del público trajeron nuevas perspectivas dentro del mismo marco histórico. Se habló, por ejemplo, de las consecuencias de la expulsión de los jesuitas, también surgieron temas como la Leyenda Negra y la Leyenda Rosa, y se contrastaron distintos enfoques. Finalmente, el mestizaje volvió a aparecer como un eje central y se planteó no solo como un proceso histórico, sino como una realidad compleja y completamente viva.
Cuando terminó la mesa redonda, todos queríamos seguir profundizando y explorando juntos. La charla no solo nos había llevado por un capítulo complicado del Perú colonial, sino que nos dejó claro algo fundamental: que escuchar muchas voces es clave, y que no podemos quedarnos con una sola versión de la historia, ya que la historia no es un cuento cerrado ni lineal, sino un tejido de recuerdos y perspectivas que merecen ser observados con atención. Nos quedó además el sabor de la invitación siempre abierta a seguir preguntando, explorando y sumando miradas para entender mejor lo que pasó. Agradecemos a los tres invitados y también a Zigia28 que nos ofrecieran un enriquecedor encuentro que nos recordó que la historia nunca está completa: siempre queda espacio para seguir explorando, preguntando y ampliando nuestras miradas.
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