En Zigia28 los cierres no son ceremoniales, ni ruidosos, ni forzadamente emotivos. Son momentos que simplemente suceden, con naturalidad, como cuando se apagan las luces del escenario después de la última función: nadie se entristece, todos contamos con la certeza y la satisfacción de haberlo dado todo. Y así fue nuestra despedida de la temporada de karaokes: un sencillo y alegre hasta luego a este divertido espacio compartido. Pero como suele ocurrir cuando se reúne un grupo que ha caminado junto durante meses, lo que parecía una actividad informal fue ganando un tono especial. Al principio fue como siempre: ¿Quién empieza? ¿Quién se anima con la primera? Una especie de preliminar que se nos hace muy familiar y que se alarga muy poco, solo hasta que alguien rompe el hielo con una canción conocida. El resto fue como una c...